Then. Now.
It gives the same to me.
 
Fue en el claro de luna donde me perdí, y no me he vuelto a ver.      Invadió de golpe.              Descalza o morirme.               Piernas como las mías.        Nadar en el deshielo.  no tiene sentido. ¿ qué tiene sentido ?
 
It doesn’t make any sense.  Sense,
 
piscina.
 
 
Aradia viendrait pour m’emmener au paradis des aimables sorcières.
 
Brujas. Mis sueños, la noche, Paris.
 
Qué brumoso en mi mente juega el tiempo. Je me souviens de ce rêve oú certains dieux m’appelaient Théo.
Y yo como la sirena de Andersen me convertía en espuma y ascendía los vestíbulos de tantos pisos de mármol mientras Sócrates se despedía de mí ondeando su mano izquierda sobre su cabeza.
 
 
Es muy difícil asumir la condición, el desencanto de habituarse a los sonidos, a las vestimentas, los alimentos. Despertar un día, o más bien caer en el sueño profundo de la vida, la infeliz existencia inconsciente de un humano promedio. Esas hojas verdes, las que arden frente a los labios, los miserables estímulos del cuerpo inconsciente de si mismo, su efecto jamás, jamás jamás se comparará con la experiencia mística del SER, y el amor infinito y la intuición de la divinidad. Jamás. Atravesar por el estado lánguido entorpecido, medianamente rarificado me pareció insulso. No se compara con la elevación que provoca  la música. Ni con una catársis en la ejecución de una danza. Es el arte, el puente hacia lo divino, mi único puente hacia la inmortalidad, no por la causa en el espectador de una pintura o el escucha de una pieza, no por la reproducción gráfica de unas letras… quizá se conoce la inmortalidad al acariciar un instante la belleza de la creación, y la existencia en este universo.
 
Deje por meses de bailar, y la tristeza me ocupa la mayor parte del día. Por eso y por no lograr entrar en el espacio entre montañas que en mi imaginación creé como a un castillo un arquitecto. No he podido pasar un momento, conmigo misma, solo cuando toco por momentos el violín salgo de este mundo. Éste que me entristece tanto.
 
Ayer por la mañana veía, respiraba un aire cargado de recuerdos de este mundo humano. Ánforas, inscripciones milenarias de grandes y diminutas cuestiones. Un capitel hermoso imponente me dió la bienvenida, uno solo alejado de sus noventaynueve hermanos  o sus vestigios en el castillo de las cien columnas. Estuve a pocos centímetros de vasijas y herramientas que fueron creadas por hombres hace miles y miles de años, yo que también si viajáramos hacia atrás generación tras generación, resulto hija de un hombre, de una raza que luchó por siglos, viviendo bajo el designio del instinto, desciendo de una raza de seres que constaron en algún momento de muy pocas células.
 
Y no es facil explicarse, cuando por primera vez a los veintidos años se piensa eso. Llevo en mi memoria genética el miedo primigenio al rayo, al frío, al hambre, al ataque de alguna bestia. En el corazón que no ha dejado de latir, el que me imagino como rojo, dentro mío, vive el mismo impulso, el mismo que nació de mi madre, un impulso de vida, que lleva millones de años existiendo. Un simple latir. La pulsión de la existencia, antes que yo, millones de corazones han latido, y por eso estoy aqui. Igual que todos ustedes. En este transcurrir una que otra huella ha perdurado. Y es hermoso el testimonio milenario, lo que permanece de los hombres que vivieron, sintieron pasión, amor, odio, terror, compasión… Y aquellos vestigios hoy son invaluables. ¿ Pero no somos ya, como humanos una razón  valiosa por la cual maravillarse ?
 
Esta vida occidental de tantos nos carcome la capacidad de maravillarnos por nosotros mismos. Aunque aveces parezca que es la especie con su necesidad de asegurar su preservación lo único que nos mueve a seguir adelante, no podemos seguir perdiendo de vista la belleza, nuestra búsqueda del fuego de la alegría, o la necesidad de llegar alguna vez a la morada del que llamamos creador.
 
¿ Podría alguien explicar o describir el por qué, narrar verazmente su experiencia al escuchar la novena sinfonía de Beethoven ? ¿ Por qué cuando yo era niña y no sabía nada de alemán comprendía en mi pequeño ser el sentimiento que Beethoven nos legó casi a gritos ?, aquello que através del tamiz del lenguaje y sus limitaciones llamó todos los hombres son hermanos… yo tenía cinco años cuando lloré por primera vez a solas en mi casa, oyendo el cuarto movimiento de esta sinfonía. Y no mucho desde entonces ha cambiado cada vez que la escucho. Sólo me convenzo más y más de lo mismo, que para tantos suena a frase hecha, " todos los hombres son hermanos " He tratado de pensar acerca de la compasión, o la conmiseración, el amor, la paz, pero todo eso como deseos de algo que no se parece a esto que tanto viven, y que tantos vivimos con ellos. Todo eso, de lo que hablo primero se intuye, se presiente en lo más profundo como algo no siempre explicable.
 
Ayer vi la película Niños del Hombre. antes de verla en la televisión escuché una entrevista que le hacían a Cuarón, preguntándole si pensaba que la tierra nos castigaba por lo que le hemos hecho……
Aparte de la evidente ignorancia de la entrevistadora me di cuenta de que nada de lo que decía la película se trataría de eso. Tiene muchas escenas muy conmovedoras. Conozco personas que dirán si la ven, tratando de reflexionar; así vamos a estar si no hacemos algo por evitarlo bla bla bla… ¡Pero ya estamos así! que no lo quieran ver es distinto, que hagan la mirada a un lado y se crucen de brazos al ver la imagen de un niño en África muriendo de hambre, de nuestros niños de la calle o de cientos de madres marchando en una plaza con pañales de sus hijos muertos en la cabeza, o de miles de cadáveres siendo aventados a una fosa en Iraq, que no quieran verlo no significa que no suceda, que no podamos ser nosotros, quienes padecen esas cosas terribles, tortura, discriminación, de lo que padecemos al no conmovernos por el otro, es de una trágica POBREZA ESPIRITUAL.
 
Pensamos ( como occidentalizados )que como Jesús murió en la cruz por nuestros pecados podemos hacer y deshacer y desperdiciar vilmente nuestra vida con drogas, y tantas estupídeces. Pensamos, en el fondo, sin siquiera estar conscientes de ello, que si Dios ama tanto, es suficiente con que él lo haga, y muy pocas veces por segundos en toda una vida nos somos lo suficientemente valientes, y somos demasiado egoístas para amar de verdad.
Nisiquiera somos capaces de amarnos a nosotros mismos, y sólo tratamos de evidenciar tontas ventajas sobre los demás para basar nuestro valor en lo que nos hace distintos o mejores, conforme a un sistema de valores en el que jamás nos hemos puesto a reflexionar y sólo seguimos como máquinas, carentes de vida y sensibilidad.
Un coche más caro, una ropa más cara, un rostro más bello, un color de cabello que no nos legó un ancestro, un himen intacto, unos contactos importantes, una casa hermosa, un DVD, vacaciones en Las Vegas o en Miami, tantas veces objetos que terminan por poseernos y quitarnos el sueño, tantas posesiones para ser "mejor que", para ser "tan feliz como" y casi nadie quiere inventarse una vida propia, una historia hermosa solo para ser verdaderamente feliz.
 
Como yo, que vacía he pasado esta semana despertando, y durmiendo, soñando todo en cámara lenta evadiendo algo que doliera o me hiciera feliz, no lo sé, no lo rozo aún, pero estoy desconectada de algo que solía sentir cubriéndome, y me hacía sentir parte de un todo.
 
No sé. a las brujas se les castiga cuando sin querer empiezan a intentar dejar de serlo. Como si estuviera " mal " .
 
Como si existiera el bien o el mal. Sólo existe, para mi  la verdadera belleza.
 
Aradia
 

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