El día de hoy en la página del Comité Cerezo apareció la lista de los detenidos por los disturbios de esta tarde en que se conmemoraba la masacre del 2 de octubre. Sí, «2 de octubre no se olvida» o eso parece, aunque lo que sí se olvida, también parece, es cómo sigue actuando la policía tantos años después y los órganos de poder represores que son los mismos. Ya se nos olvidó que no cambian, pero también se nos olvidó que si seguimos haciendo las cosas igual, los resultados serán idénticos a los anteriores.

Mal por los detenidos, pienso. El daño es para todos nosotros, no sólo para las familias que sufren y pagan fianzas,  está bien manifestarse, está mal que haya represión. Eso es un hecho.

Van varias veces que hay una marcha, que hay unos cuantos encapuchados que causan problemas y obviamente los medios transmiten las imágenes de ellos como si representaran al resto de los que protestan. No es así, en las marchas hay gente trabajadora, propositiva, consciente de los problemas, que actúa a través de colectivos, organizaciones, empresas o individualmente.  Pero está terriblemente MAL que el grueso de la población no defienda a los detenidos, primero no se reconoce como legítimo el derecho a manifestarse, segundo, ese grueso no se solidariza con los afectados. Y ¿por qué? ¿Por qué no vamos más personas a las marchas? En mi caso, por que no creo en la violencia, condeno rotundamente a los jóvenes vendidos, ociosos, ignorantes, busca problemas que ponen en riesgo a los manifestantes que deciden marchar de manera pacífica. Yo no pienso poner mi seguridad en riesgo por un grupo de individuos enojados patriarcales revoltosos. Esos no son, en ningún caso que conozca, jóvenes que busquen la paz, que se «levanten temprano», que propongan soluciones y participen en el cambio que tanto piden a gritos, según me ha tocado ver desde el año pasado, si no son pagados por entes misteriosos son jóvenes desesperados que encuentran en grupos que juegan a ser anarquistas y revolucionarios la aceptación que sus entornos no pudieron darles.  Generalmente -no digo que todos ni que siempre-  llegan tarde a todo, no cumplen con sus compromisos y son incapaces de trabajar en equipo. Quieren pelear ya, ganar mañana, celebrar en una fiesta. Lo sé porque durante el 132 el año pasado después de algunos intentos de tolerarlos en reuniones el riesgo que representaban y su carácter problemático obstaculizaba el trabajo en equipo y acabé alejándome de ellos como muchos otros.  Desde los disturbios del primero de diciembre decidí no volver a salir a la calle a arriesgarme por quienes sin previo consenso de nosotros -el resto de los manifestantes, buscan problemas con los policías arriesgándonos a todos. Muchos heridos de ese día sólo «pasaban por ahí», y no estaban necesariamente lanzando bombas molotov.  Con sus luchas de palitos y piedritas no conseguirán nada. Están logrando dispersar y dividir a la población, y diluyen la posibilidad de que una mayor cantidad de gente participemos en las manifestaciones.

Piensan que siendo grupos de diez, cincuenta o cien, pueden hacer algo con el despliegue de seguridad del gobierno. Imaginan que serán héroes que saldrán ensangrentados en la tele y que por estar en contra -de cualquier cosa- serán vistos más adelante como revolucionarios. Los hay de muchos tipos, están los que sólo son pagados para generar represión, otros actúan bajo el influjo de las drogas, otros son en efecto estudiantes, pero cuya labor y estilo de vida les hace pensar que repitiendo muchas veces la palabra «obrero» y «burgués» están del lado de los primeros cuando forman parte de los segundos, y que llenos de conflictos internos detestan y reniegan la cuna de oro que los vio nacer.   Jóvenes que salen de la cárcel después de ser detenidos, gracias a la ayuda de la población civil que se solidariza con los «valientes» sin saber que a veces se trata de chicos desequilibrados que arguyen ser inocentes pero que desafortunadamente no lo son. No todos los detenidos son culpables, ni tampoco todos son inocentes. Muchos en efecto marchan pacíficamente o documentan las acciones y son detenidos con uso de fuerza y demás violaciones a derechos humanos. Sin embargo, ¿En dónde está escrito o demostrado con hechos que romper los cristales de los comercios es además de una expresión de furia y sufrimiento una acción cuyos resultados favorecen a «la lucha»? ¿Cuál lucha? ¿La lucha de quienes? Esos daños hormiga no hieren ni los talones de los políticos que creen afectar.

La izquierda o los grupos subversivos mexicanos carecen de una mayor capacidad de autocrítica. Marcha tras marcha la estrategia de acción civil brilla por su ausencia. Cada vez ocurren las mismas cosas, las mismas personas postean lo mismo en las redes sociales, las mismas nos indignamos, las mismas vuelven a salir a la calle, gritan lo mismo, los mismos abogados litigan una y otra y otra vez para sacar a los héroes de la cárcel y cada vez que alguno sale parece que ha habido una victoria cuando solamente se celebra que todos los esfuerzos realizados son solamente control de daños. Daños que no hacen avanzar a nadie hacia ningún lugar. ¿No es algo peligroso pensar que sacar a unas personas de la cárcel es una victoria en un sistema penal como el mexicano? No veo a los detenidos luchando meses después de su salida defendiendo a los miles de inocentes que hoy están encarcelados. ¿No es alegrarse porque salvamos una hoja de un bosque en llamas?

Yo no quiero salir a marchar porque no estamos listos para cambiar nada puesto que pensamos que podemos hacerlo solos, como izquierda enojada, arrogante y autorreferencial que somos. No hay forma de llevar a cabo ninguna acción conjunta que logre hacer presión en los estratos en los que debe hacerse. Sin la presencia de las madres de familia, los jóvenes, los ancianos, los estudiantes, los empleados. Si la violencia se permite como arma de acción en las manifestaciones «revolucionarias» estaremos cada vez más desprotegidos, lastimados, agraviados y ocupados en sacar a los niños berrinchudos de la cárcel. Si los grupos «conscientes» están en la cárcel, ¿quienes van a cambiar las cosas? ¿cómo vamos a resistir si a penas podemos sobrevivir? Si no están dispuestos a incluir en su ecuación a los sectores de la población que no están de su lado, mejor no tengan pretensiones de cambio. Cuando uno se mete a nadar sabe que se nada en agua, no se espera volar. ¿Por qué negamos la realidad?

Cada vez que alguien empieza un disturbio en la calle, todo el poder y la validez de una marcha se va al caño. ¿Qué pasaría si los medios no tuvieran pretextos para decir que quienes marchan son revoltosos? ¿Qué pasaría si los medios internacionales no tuvieran sino imágenes de familias enteras haciendo acto de presencia, comunicando sus posturas, con convicción, respeto y orden? Esto es México, me temo que eso nunca va a pasar. No sé si estamos muy enojados o la educación que nuestra generación recibió de la televisión nos hizo mucho daño, pero actuamos pidiendo peras al olmo. Los medios convencionales siempre hablarán mal de las manifestaciones, sin embargo tienen suficiente poder para llegar a los sectores de la población que nosotros ni conocemos. No digo que esperemos que nos representen y comuniquen nuestras demandas, pero tenemos que aceptar el panorama como está. Cuando uno juega ajedrez no espera que haya piezas nuevas ni que las que hay actúen de forma distinta. Los manifestantes violentas esperan que la policía no los reprima, ¿? esperan que la gente salga a la calle a pesar del riesgo que se vive afuera. Esperan que después de unos gritos en la calle el congreso tome decisiones distintas y las redes corruptas del gobierno por arte de magia desaparezcan como si se tratara de problemas de actitud que uno resuelve convenciendo a punta de golpes o lástima. ¿Lastimar a tres policías daña de alguna forma al aparato gubernamental que tanto odian? No los entiendo.

Lo que alcanzo a entender es que tenemos encima de los hombros una maravilla evolutiva que parece que nos resistimos a usar. La participación política no se reduce a ser político, o senador, ni a salir a la calle cuando se tiene tiempo libre. El mundo está lleno de posibilidades y prestarnos al juego que algunos llevan décadas jugando -y perdiendo, no creo que vaya a tener muchos resultados. Yo sólo soy una persona, no tengo ninguna especie de poder civil más allá del que dice la constitución respecto de todos los mexicanos. No represento a ningún grupo ni planeo hacerlo, sólo sé que si supiera que arriesgar el pellejo vale la pena lo haría. Y no. No pienso arriesgarme por la gente que conozco que sé que está a favor de la violencia, porque en los casos que tengo cerca, que quizá no sean todos, se trata de gente en la que no se puede confiar, que no cumple sus compromisos, que llega tarde a las reuniones, que para el trabajo siempre tiene flojera o pretextos de incumplimiento, pero que en cuanto se dice la palabra cerveza está más dispuesta que nadie. Estoy cansada de grupos en donde la revolución es pensar que somos los buenos contra los malos y tenemos que decirle al mundo cuánto sufrimos. Estoy harta de la gente que llega tarde a las juntas. Harta de tantas palabras y academicismos que los obreros y las clases desprotegidas no entienden, y de que sus orgullosos difusores piensen que son héroes porque pueden hablar de Stalin y de Lenin, cuando lo único que están dispuestos a hacer distinto es usar el tiempo que usaban para ir al cine, marchando y jugando al héroe.

Cuando deje de sentir que mi vida corre riesgo caminando junto a ellos, regreso a la calle. Sólo soy una persona, y no tengo mayor importancia que otros, no hará ninguna diferencia que yo no salga. pero desafortunadamente para quienes queremos que las cosas verdaderamente mejoren, no soy la única que piensa así.

Sé que muchos se sentirán aludidos con esto que digo, quizá ofendidos, y también  sé que muchos que salen a la calle tienen un valor que yo no tengo -o los medios para hacer frente a contigencias- y que no todos allá afuera están de acuerdo con la violencia. Me gustaría pensar que un día las manifestaciones aprenderán de los errores del pasado, y si quieren sobrevivir o convertirse en algo más incluyente, influyente y profundo, hagan de lado a quienes quieren romper vidrios y lanzar bombas a los «malos». Mi seguridad no peligra solamente por una posible agresión en una marcha, la crisis ya es un atentado a la seguridad de nuestros derechos y de nuestra vida, pero si no puedo elegir cómo va a estar el camino, porque ahora no soy parte de una masa activa, al menos sí puedo elegir al lado de quienes NO caminar.

Cuando me expliquen cómo las heridas, los detenidos, el tiempo perdido y el desgaste que causa la violencia nos ayuda, me uno, pero no veo que esos violentos tengan si quiera la intención de comunicar su postura con coherencia.

Qué decepción.

-Comentario 12 horas después de haber publicado esto en la madrugada:

Esto lo escribí estando sumamente enojada con las imágenes que vi en vivo de las manifestaciones del 2 de octubre. Veía muchos comentarios y escuchaba a gente gritando «no violencia» y deslindándose de las acciones de los violentos. Hace poco visité el campamento de la CNTE en el monumento a la revolución, y les pregunté sobre lo que pensaban de los encapuchados violentos. Hablé con mujeres que estaban encargadas de la cocina. Ellas decían sobre las manifestaciones, que últimamente prefieren alejarse de los jóvenes pseudo anarquistas porque siempre llegan sin conocer las razones detrás de las movilizaciones y terminan por provocar a las autoridades que de por sí son violentas hacia los civiles. «En cuanto uno lanza un palo, los policías nos atacan a todos y nos dispersan». Cuando hablo de deslindarse de los violentos en ciertos círculos me dicen que tengo una postura «imperialista porque desdeño la «lucha armada». Señores, sean sensatos ¿unos palos son armas? ¿bombas de gasolina son armas? La izquierda sólo puede llevar a cabo una lucha armada si está entrenada, si adquiere armas (interesante pensar a quién se las compraría) y si se disciplina, sólo hay que voltear a ver el tipo de dignidad de las manifestaciones del EZLN. Pero los encapuchados, pequeños jugadores al anarquismo, ni tienen armas, ni disciplina para en serio hacer frente a un levantamiento violento con algo de posibilidad ante el potencial de ataque del «enemigo». No veo cómo defender la inclusión de las masas en una lucha debilite más a una movilización que un grupo desordenado de individuos vendidos sin mecate.

14 comentarios en “Por qué no salgo a marchar

  1. todo bien hasta «academicismos que los obreros y las clases desprotegidas no entienden» que triste que pienses eso, me parece prejuicioso y despectivo….

    1. Tienes razón, así suena, pero no lo quise decir porque piense que no pueden entenderlo, o que no lo hagan, sólo sé que esos sectores están muy ocupados trabajando ganándose el pan de cada día como para tener tiempo de leer todo lo que los estudiantes tienen oportunidad. Cuando pones a un estudiante de filosofía a hablar con un campesino, a veces el campesino no sabe que es plusvalía u opresión. Uno vive esas cosas mientras el otro las estudia en libros.

      1. pue ssigues igual, supones entonces que todos nosostros (ahh estudio filosofía) somos incapaces de comunicarnos con la «gente común»? o supones que los campesinos a veces no sabe o no entiende?

      2. Si eres estudiante de filosofía seguro notarás que dije «a veces» nunca «siempre», ni dije «absolutamente todos». Sigue estudiando.

  2. «Cuando pones a un estudiante de filosofía a hablar con un campesino, a veces el campesino no sabe que es plusvalía u opresión.» ahh entonces «a veces» se refería al campesino? pero la coma??? «pones a un»….es una generalización….sigue escribiendo…

  3. No miedo, se percibe coraje e impotencia en tus palabras, y efectivamente, no eres la única que piensa así. Las protestas (pacificas) de los grupos de izquierda no han variado desde el siglo XVlll, y los logros son escasos, por no decir que nulos, Protestas que tienen lugar en un margen de acción que los grupos de poder han diseñado, para que se realicen sólo como válvula de escape, como catarsis o desahogo, pero sin solución de fondo. Tal vez sea tiempo de hacer un alto en el camino para reflexionar que antes de “cambiar al mundo”, se debe empezar por cambiar los métodos, tarea nada fácil, por cierto, pero necesaria. Vaya un saludo fraterno hasta tu trinchera agroecodivertirevolucionaria.

  4. De lo general a lo particular
    Las reacciones a las reformas estructurales planteadas por el gobierno priista en términos educativos, energético y hacendarios han despertado diversa reacciones en sectores de población.
    Quizá la respuesta más articulada de oposición al contenido privatizador y anti laboral de éstas reformas ha sido la del Magisterio agrupado en la Coordinadora de Trabajadores de la Educación, la cual ha permitido que sectores del mismo sector educativo con control del SNTE y que no han sido tradicionales bastiones de lucha del magisterio democrático se empiecen a manifestar y salirse del control corporativo en el que estaban.
    Una vez más, un movimiento de este talante, ha hecho salir también lo mejor que tienen los sectores de la población golpeados por toda una historia de despojo y 30 años de un modelo neoliberal (basado esencialmente en la conculcación de derechos y la puesta en práctica de una nueva acumulación originaria, basada en el despojo), LA SOLIDARIDAD, pero también, si sabemos leer las caras, las expresiones, los gestos, las acciones, la gente que ha salido a apoyar al magisterio no va solamente por ello, ha ido a expresar su propia rabia, su descontento, ese que sólo se había dejado escapar en las pláticas, familiares y laborales, en la reuniones escolares o de amigos, en el internet, etc, en esos ambientes que tienen un determinado nivel de impacto, pero que no paran ni la delincuencia, ni la agresión del día a día, ni el despojo, ni la violencia a pie de puerta, ni el desempleo, ni la caída de los niveles de vida, ni la pérdida de expectativas, que no quitan la soledad en que se sume esta sociedad, más bien son el único reducto que nos dejan en esta estrategia bien pensada de violencia institucionalizada.
    En los últimos años actuar en defensa de lo que consideramos nuestros derechos, se pretende hacer aparecer como un anacronismo, como una visión y un accionar que está en contra de lo que se ha denominado el desarrollo. Participar en la defensa de los bienes sociales como el agua y el medio ambiente, la salud, la educación etc., o nuestros derechos políticos y los humanos, no es bien visto por aquellos que quieren conculcarlos y volverlos mercancía.
    Dice Naomi Klein, que muchas barreras o vallas legales económicas y jurídicas se tienden alrededor de lo que antes habían sido recursos o bienes públicos, vallas que separan a la gente de la tierra y el agua, le restringen su capacidad para cruzar fronteras, para expresar disentimiento político, para manifestarse en las calles. Esa valla rodea a las escuelas de Zambia, en donde se ha introducido una tasa para usuarios de la educación, siguiendo el consejo del Banco Mundial; una valla rodea el agua potable de Soweto en Sudáfrica, donde los precios debido a la privatización, obligan a los residentes a recurrir, para abastecerse del líquido, a fuentes contaminadas.
    Una valla rodeaba el agua en Cochabamba, en Bolivia, donde no sólo se privatizaba su suministro, sino se llegaba al absurdo de prohibir la captación de agua de lluvia.
    Una valla rodea las universidades públicas de Chile en donde para poder acceder, los estudiantes de clase media y baja tienden que endeudarse e hipotecar su futuro con los bancos.
    Pero no solamente están esas vallas, como reacción a la violencia institucional hemos reproducido eso en nuestra calles poniendo vallas, en nuestras casas poniendo rejas y candados, nos han reducido a una protesta silenciosa y a una vida con miedo. Que mejor reacción para los que afuera se apropian de los bienes públicos y ahora nos conculcan y se apropian de los espacios públicos (zócalos en diversas entidades federativas, revisiones en el metro y en la calles sin declarar ningún estado de excepción), con la colaboración entusiasmada de la “izquierda revolucionaria e institucionalizada” del Gobierno del Distrito Federal.
    Quien disiente, en lo menos es anacrónico, aunque su disentimiento sea institucional (recuerdo las cientos de horas de esta consigna vía nacional y por el instrumento educativo por excelencia de este país, la televisión: “Es un peligro para México”).
    Recuerdo también las cientos de horas de escuchar los siguientes calificativos concertadores y convocantes a la convivencia pacífica y civilizada lanzados en la radio, prensa, televisión e internet contra loa maestros: flojos, huevones, terroristas, desestabilizadores, ignorantes, opositores del desarrollo, etc.
    Y hablando de institucionalidades y de la marcha del 2 de octubre en lo particular, ese dos de octubre, los miles de manifestantes que estaban en la calles es día, el movimiento que ellos lograron y que rebasa a la mera expresión en la calles, lo que pedían era mayor apertura política, mayor democracia, expectativas de futuro y lo que recibieron fue la represión. Hoy ¿quién podría defender a cualquier partido político registrado?, ¿quién podría decir que es un legítimo representante de los sectores de la población y portador de sus necesidades e inquietudes?, ¿Quién podría decir que las instituciones no están permeadas de ilegitimidad y corrupción?… ¿quién?
    Hoy, nuevamente esa cerrazón política, esa ilegitimidad y esa falta de representatividad están presentes y exacerbadas, por eso el surgimiento de los denominados “nuevos movimientos sociales”. La “libertad económica” (para el despojo) está acompañada de la política del terror y la violencia no solo la física sino la que proviene del despojo de los derechos sociales y de las expectativas del futuro, esa violencia que perpetua la exclusión y condena a quien disiente
    La violencia más peligrosa es la violencia que se enquista en las instituciones, la que se oficializa mediante leyes para mantener un status quo excluyente económica y socialmente depredador de la naturaleza, discriminador y elitista. La otra violencia la que surge de la delincuencia organizada encuentra sustento y cómplices en la primera y por qué no, hasta jefes.
    Pero esa violencia se trasmina también a nuestro lenguaje y lo reproducimos y nos volvemos parte del sistema cuando ante el disentimiento ante otros grupos usamos un lenguaje como, y ahí va la batería usada en tu artículo o ensayo: “mocosos”, “vendidos”, “ociosos”, “ignorantes”, “busca problemas”, “flojos”, “enojados”, “machos”,” revoltosos”, ¿a qué te suena?,
    Nadie pide que no se condene ciertos métodos de lucha que ponen en peligro a los demás sobre todo si no aportan nada y más bien abonan a la estrategia del Estado, no nadie pide eso, sólo que no podemos actuar igual que a quienes condenamos. En política hay una máxima que tenemos que cuidar: “los extremos se tocan”.
    De lo particular a lo general
    En un sondeo en los medios de comunicación páginas y páginas se dedican a la aparición de los movimientos “anarquistas” en la manifestación, a la escalada de violencia en las manifestaciones que protestan contra las reformas estructurales.
    Buena táctica, en ese marasmo de críticas se pierde la esencia de lo que nos mueve: la conculcación y pérdida de derechos y la exigencia de “nuestro derecho a tener derechos”, en ese marasmo se olvida la infiltración de provocadores de las instituciones policiacas capitalinas y federales, los mismos “pseudo anarquistas” que dialogaban con elementos policiacos detrás de la vallas el 1° de diciembre y que minutos después aparecían del otro lado como “manifestantes”.
    Con esta estratagema, el Estado y su policía no se ha dedicado a reprimirlos sólo a ellos, extrañamente son a los menos que detienen, han ido sobre los medios de comunicación alternativos, impiden tomar fotos a los detenidos, han cercado el centro histórico el mismo que centro gentrificado la que ya se ha puesto previamente las vallas privatizadoras de un Slim y de los poderosos de siempre en este país.
    Hay que observar y disentir de la “ramas”: los métodos de lucha de los que honestamente reivindiquen el anarquismo y no sean infiltrados pagados (halcones cualquiera del pasado) pero no hay que olvidar el bosque: la defensa de nuestros derechos, la defensa de la libertad de expresión, de nuestros recursos, de nuestros espacios, de lo que es de todos y no de unos cuántos.
    Mi estimada Isadora, no hay que olvidar todo el contexto que se relata aquí, usted es una compañera muy valiosa, a la que defenderé en cualquier espacio, porque soy testigo de su tesón por abrir cauces, imaginar y defender el derecho a soñar y luchar desde sus muy particulares trincheras por un mundo mejor, que ¡cómo carajos no, claro que es posible!.
    Dice usted que usted que sólo es una persona, que no tiene mayor importancia que otros, que no hará ninguna diferencia que no salga, pero advierte que no es la única que piensa así, comenta que y pide que “ le gustaría pensar que un día las manifestaciones aprenderán de los errores del pasado y si quieren sobrevivir o convertirse en algo más incluyente, hagan de lado a los que rompen vidrios y lanzan bombas a los “malos”.
    Desde el momento en que uso un medio de difusión, para plasmar mi posición hago público lo privado y busco incidir en los demás, ese es el papel de la difusión comunicar e influir generar hegemonía diría Gramsci (porque el marxismo no se quedó en Marx y no creo que nadie en una izquierda realmente democrática reivindique a Stalin). Por lo que cuando se hace público uno debe estar dispuesto a la crítica y a la autocrítica.
    La manifestaciones no aprenden, sino los seres humanos, esperar a que un no identificado e indefinido “alguien” haga de lado a los que quieren romper vidrios y …. es dejar a los demás la tarea que nos corresponde a todos, es querer buscar la condiciones objetivas para la lucha esperando que los demás lo hagan y reducirse nuevamente repito de lo familiar, lo laboral, lo académico y el internet.
    No se puede renunciar a la calle, entendida esta como el “espacio público y de identidad colectiva” ni al derecho de salir a marchar, en donde la marcha no una mera congregación de gente, sino la manifestación viva del pensamiento, la defensa de nuestro derecho a decir y hacer, uno de los recursos utilizado cuando las instituciones ya no son legítimas, cuando el derecho no tiene nada de derecho. Renunciar y estar dispuesto a volver hasta que todo cambie, también contribuye a que no cambie nada.
    A pesar de todo hay que seguir defendiendo nuestro derecho a la tierra, a la vivienda al trabajo, a la salud, a un ambiente sano, a vivir sin violencia, a la democracia a caminar por las grandes alamedas de Allende, pero ese derecho se defiende no haciéndose a un lado por los “malos” de un lado y del otro.
    Nadie busca jugar al héroe, ni busca prototipos de héroe, cualquier movimiento forjado en las luchas tiene medidas de seguridad interna, si hay que aislarlos, hay que asilarlos todos, si hay que criticar métodos de lucha que no llevan a nada, hagámoslo todos. Si dejamos las calles, los foros, los espacios públicos si nos seguimos poniendo vallas y dejando que los “otros” hagan lo que debemos hacer todos, la estrategia del Estado habrá tenido el éxito que buscaba. Por todo esto yo sí salgo a marchar.
    Respetuosamente
    Manuel

    1. Woooooooooooooo, manuel , de verdad me dejaste con el ojo cuadrado, y aunque no creo que la democracia sea algo que se deba defender (lo percibo como un concepto, nada que sea real o tangible, o más bien no sé a que se refieren cuando hablan de él), me ha gustado mucho lo que has escrito y coincido contigo en muchas de tus afirmaciones.

  5. Y si Isadora, sé que eres una mujer muy inteligente, propositiva y bien valiente, pero este artículo en particular me dejó con un sabor amargo en la boca, las palabras que pronunciaste me recordaron más a mi tia que a ti, caray, caracter problematico, levanten temprano, desequilibrados, mocosos, vendidos, ociosos, ignorante, !!que fuerte!!!, yo creo que que tengo mucho trabajo detrás en muchas trincheras y me siento exactamente como con un caracter problematico, nunca me levanto temprano, llego tarde a todas las juntas, estoy un poco desequilibrada y en muchas cosas soy muy ignorante, asi que me siento altamente identificada con quienes criticas, encima que me considero una anarcoprimitivista precisamente porque soy una floja y aprecio mucho mi tiempo libre y no entiendo porque los demás se empeñana en trabajar tanto… como si fuera tan agradable. En fin, nomas que de repente te siento coqueteándole a la derecha. No sé, creo que hay mucho más trasfondo detraás de esos mocosos que desdenas, para mi es claro que hay grupos porriles pagados por el gobierno para generar caos, miedo, informacion cesgada y mucho rechazo a todo lo que huela a descontento social. Aguas. yo tampoco voy a las marchas porque como tú estoy convencida de que a través de ellas no vamos a transformar el mundo. Y siguiendo tu ejemplo, tampoco quiero arriesgar mi vida a lo puro pendejo. Pero aguas con los adjetivos porque muchos de los que trabajamos para que otro mundo sea posible, tenemos exactamente todos esos defectos y aún asi y con todo, nos esforzamos muchísimo para que el mundo sea un lugar realmente bueno para todos.

    1. Entiendo que te pongas el saco Bianca, pero no es mi intención que una crítica a cosas que hoy puedes revisar en los siguientes links: http://www.proceso.com.mx/?p=353939

      http://www.animalpolitico.com/2013/10/como-vivieron-periodistas-ciudadanos-la-marcha-del-2-de-octubre/#ixzz2glhFY8jK
      http://elpresentedelpasado.com/2013/10/03/ante-la-represion/
      http://www.animalpolitico.com/2013/10/gdf-quiere-sanciones-mas-duras-contra-quienes-provoquen-actos-vandalicos/#ixzz2glZ4zdMW
      http://internacional.elpais.com/internacional/2013/10/04/actualidad/1380842517_654041.html
      http://aristeguinoticias.com/0410/mexico/el-manual-para-anarquistas-segun-el-gdf/
      http://www.jornada.unam.mx/2013/10/04/politica/005n1pol
      http://www.jornada.unam.mx/2013/10/03/edito

      se convierta en un posicionamiento dentro de lo que la izquierda caduca llama derecha.

      Si revisamos las luchas que han obtenido algún tipo de logro, la mayoría contiene grandes esfuerzos dentro. Cada quien elige de qué modo luchar, a qué ideologías adscribirse y qué lenguajes usar para construir su realidad, lo mismo con los hábitos. Cuando hablo de trabajo no me refiero a «oficina-sueldo-elseñor sistema diabólico que es como el coco- que el mundo hippie considera el demonio. Tú que sabes de agricultura sabes perfectamente de qué modo los mecanismos que se necesitan para contrarrestar los flujos de valor en el mundo cuestan mucho esfuerzo; los tomates no crecen solos. No en el mundo real. Es interesante que digas que siendo floja te esfuerces muchísimo. Creo que tenemos que ser críticos con nosotros mismos y dejar de aplaudir las acciones que pensamos que salvan al mundo sólo porque pretenden hacerlo, sin sentarnos a mirar los resultados y los caminos que usamos para lograrlo. Sólo intentar no me parece suficiente. Mi gran crítica hacia muchas posturas de lo que sea que sea la «izquierda» es que nos pensamos los salvadores sólo porque intentamos mucho con palabras muy bonitas pero no cambiamos nuestras estrategias ni nos ponemos a nosotros mismos en tela de juicio. Yo no veo el mundo como un tablero donde todo se reduce a la izquierda y la derecha. Me parece una actitud reduccionista heredada por los libros y las esperanzas de quienes al menos hoy,no determinan mucho. Tampoco voy a hacer un tratado sobre lo que esa polarización genera en nuestras acciones, el objetivo de este post no es atacar a quienes sólo tienen esas características, lo hago contextualizando ese carácter dentro de ALGUNAS personas que conozco que enarbolan la bandera de la revolución violenta -una broma intelectual, si se lo piensa. La violencia que observas en los links que te comparto tiene raíces fácilmente detectables, lo que no parece tener un asidero en el panorama es la capacidad crítica de los disidentes, que por ponerse ese saco piensan que no merecen ser analizados. Lo necesitamos, todos. Mientras seamos tolerantes con la violencia, no tendremos terreno ni siquiera para luchar, pero estamos tan cegados por el grito rancio de «lucha» y tan cegados por nuestro ego tan sediento de corrección política que no logramos defender el derecho de disentir, con seguridad. Muertos y heridos, como héroes caídos, no podremos hacer mucho. Cuestión de análisis y estrategia.

  6. QUE TRISTE QUE TDOAVIA HAYA MEXICANxS QUE PIENSEN ASI COMO EL QUE ESCRIBE ESTE ARTICULO O COMO SE LE LLAME. YA SE HABRAN DADO CUENTA QUE LA MAYORIA DE ESOS GOLPEADORES FUERON PAGADOS POR EL MISMO GOBIERNO? BUSQUEN VIDEOS Y TESTIMONIOS, ESTAN POR TODA LA RED, USABAN CINTAS ROJAS EN SUS BRAZOS IZQUIERDOS PARA DISTINGUIRSE…Y SABEN CUAL ES SU META? HACER QUE LA GENTE PIENSE QUE NO VALE LA PENA IR A LAS MARCHAS, QUE LES DE MIEDO O QUE LAS CRITIQUEN…. O SEA DIVIDIR AL PUEBLO Y PONERLO EN CONTRA DEL MISMO PUEBLO…. NOS HACEMOS LOS MUY CRITICOS E INTELECTUALES SIN DARNOS CUENTA QUE CAEMOS EN LA TRANMPA DE ELLOS, QUE ES ESTA, CRITICAR LAS MARCHAS PACIFICAS Y DENOSTALAS Y PEOR AUN, QUITARNOS LAS GANAS DE ACUDIR A ELLAS… NO CABE DUDA QUE NOS FALTA MUCHO TODAVIA PARA DAR EL SIGUIENTE PASO…

    QUIEN ESTUVO, ESTA Y ESTARA AHI EN LAS CALLES, NO SOLO ATRAS DE UN COMPUTADOR, SE DA CUENTA QUE LAS MARCHAS NO SON VIOLENTAS NI SE PIERDE EL CONTROL, SON SOLO GRUPOS DE CHOQUE MINISUCULOS QUE LAMENTABLEMENTE SE LLEVAN LA ATENCION TOTAL DE LOS MEDIOS OFICIALES Y… TAMBIEN DE LA SOCIEDAD CIVIL «CRITICA»

    QUE TRISTEZA CARAY

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